
Cuenta la leyenda que la Fuente de la Mora, o de los 25 caños, fue testigo de las escapadas de una joven mora, habitante de la Medina Lawsa musulmana, para ir a ver a un cristiano del que estaba enamorada durante el asedio a la ciudad.
La fuente no estaba así por aquél entonces. No es hasta el s. XVI que no se modela con todos su caños.
Ahora vemos una restauración del año 2000. El agua, directa de la Sierra, se mantiene fresca en verano, y no muy fría en invierno. Merece la pena beber de cada uno de sus caños, como
marca la tradición.

Pero la Ruta del Agua no solo transcurre por el casco urbano.
Si ya has recorrido las más emblemáticas de las 42 fuentes registradas en la ciudad, puedes probar con los exteriores.
Ésta pertenece al mantantial del Frontil, y se ve manar el agua cristalina del suelo.
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